Caminando por las calles
del centro, buscaba un gorro de invierno de los que se están usando,
me gritaron a lo lejos ¡Ramiro!, levanté la mano y saludé sin
pensar a aquel extraño que viajaba en la ventana de un camión, no
lo reconocí, ¿Y cómo lo iba a reconocer? si yo no me llamo Ramiro,
pero era evidente que se dirigía hacia mi porque no había nadie más
en ese sector de negocios cerrados por la inseguridad de la ciudad,
recordé que no era la primera vez que me gritaban en la calle con
ese mismo nombre, hace 3 días hicieron lo mismo pero no le tomé
importancia, en aquella ocasión estaba en la parada del camión muy
cerca de donde trabajo, había más gente esperando su respectivo
colectivo, recuerdo que todos los que ahí aguardábamos nos
volteamos a ver como esperando que alguien respondiera, pero nadie
devolvió el saludo, entre esas miradas de alrededor de siete u ocho
personas, una colegiala entre la gente me regaló una pícara
sonrisa. -Todavía las puedo- pensé hacia mis adentros, días
después comprendería aquella sonrisa coqueta, burlona más bien,
pero los macho alfa nunca pensamos en el desprecio o humillación,
después de que el camión se fuera con el desconocido saludador, le
respondí a la chica su lenguaje no verbal con un guiño y media
sonrisa sin importar que parecía de 19, por el uniforme que llevaba
de seguro no llegaba ni a los 16.
Casi nunca uso el
Facebook, bueno, la mayoría de mis amigos están pegados todo el día
al teléfono, decir que lo abro sólo una o dos veces a la semana, es
como si no lo usara comparando el nivel de adicción de mis amigos y
familiares, no los critico para nada, cada quien sus asuntos. Así es
que no estoy muy actualizado con los videos de moda, las noticias
fuertes de la semana, siempre me entero un poco tarde de las
tendencias, de lo IN, como diría un amigo hipster punk.
Como marco teórico de mi
vida te puedo decir que siempre me confunden con otras personas, me
comparan con algún conocido o el vecino ese que nunca saludas,
siempre he dicho que tengo una cara muy común, pero esta vez una
persona si me sacó de mis casillas cuando a la fuerza, se quería
tomar una foto conmigo. Saliendo del cine a plena tarde en mi día de
descanso, con una familiaridad que espantaba, se acercó un
desconocido y me dijo: -Ramiro, dame chance de tomarme una foto
contigo! Al principio me dio risa y recordé de inmediato los gritos
anteriores en la calle, pero esto ya fue demasiado. Le dije -Yo me
llamo Dante, me estás confundiendo compadre- buscando la mejor manera
que me dejara de molestar, el asunto se tornó un poco tenso cuando
el "compadre" que después supe que se llamaba Ramiro, se
quería tomar una foto con su "tocayo", se le hacía una
excelente idea para postear en su cuenta de Facebook, y escribir algo
así como -Aquí con el tocayo, buscando unas nenas-, no entendía
nada. Ante su insistencia cada vez más imprudente, le arrebaté el
teléfono ya cuando me había tomado la segunda foto sin que le diera
permiso, el quería posar conmigo, pero al ver que no lo iba a dejar,
me empezó a tomar fotos a mi solo, ya estaba realmente muy molesto
cuando lo jale discretamente, ya que estábamos en un centro
comercial con mucha gente y seguridad, no quería problemas pero no
me dejaba opción, fue sólo hasta que le arrebaté su celular cuando
le pedí una explicación.
Un guardia se acercó y le
preguntó si todo estaba bien, respondió -Si, todo bien, estoy aquí
platicando con mi amigo Ramiro. El guardia a mi no me preguntó nada,
sólo me observo unos segundos como buscando algún color rojizo en
mis ojos y se retiró no muy lejos.
-Vato, eres bien famoso me
cae- dijo el susodicho.
¿De que hablará este
wey? Si yo sólo soy un empleado de una Farmacia de Similares, la
verdad es que si veo a mucha gente por mi actividad, pero tanto como
para ser famoso, no creo. Recuerdo que en la universidad me
confundían mucho con el cantante de Los Vallenatos, bueno, hasta con
Valentín Elizalde, pero esa no me la creí tanto, porque yo soy más
bien moreno y de seguro este cliente sólo quería quedar bien para
que le hiciera algún descuento por medicinas.
-Devuélveme el teléfono
y borro las fotos si tanto te molesta, pero tu video aunque lo borré
de mi celular nadie te va a quitar lo famoso -me dijo.
-¿Qué video? -Pues
en el que sales!.
En ese momento el
comprendió, creo que por la cara que puse, que no había visto uno
de los videos más virales de la semana. Tomó su celular ingreso una
contraseña en forma de X, abrió una conversación de Whatsapp y en
un folder que se llamaba "favoritos" le puso play al primer
video de la lista, lo primero que vi fue el rostro del tal Ramiro, no
podía creer lo que estaba viendo, el parecido era impresionante, era
igual que yo pero con un corte de cabello horrible, así como militar
reguetonero con un poco de tinte, o quemado de tanto sol, el video
empezaba con un choro romanticón dirigido a la que yo supongo era su
novia o alguien que le gustaba y quería un poco más que su
atención, un rollo de esos como "serás mía por siempre, te
amo, bla bla bla" la verdad no le puse mucha atención a las
palabras porque el parecido me tenía realmente impactado, este
personaje estaba ante una cámara web de no muy buena calidad y eso
ayudaba a que el parecido cobrara mayor relevancia ante la falta de
detalle, después de un par de minutos, al terminar de declararle su
amor incondicional a una tal Lupita, el enamorado se levanta de su
asiento y el encuadre de la escena dejaba ver desde la mitad de sus
muslos hasta el cuello, sin más se desabrocha el pantalón y deja su
miembro excitado al aire, suponiendo que sólo su amada vería ese
video mensaje tan personal. Maldita Lupita -pensé- se la aplicó,
seguro sólo bastó compartirlo con una de sus amigas o quizá alguna
prima, para que se volviera viral en la red. No superaba el parecido,
a mi que me gusta ir sólo al cine y ahorita que voy saliendo de ver
Los Pingüinos de Madagascar, entiendo las miradas de algunos padres
de familia que me veían con cara de depravado en una sala repleta de
chiquillos.
No hice otra cosa más que
agregar a mi lista de amigos de Facebook a este "compadre"
que le había arrebatado su teléfono y que estuve a punto de golpear.
Amablemente accedí a tomarnos un par de fotos sentados en una banca
del centro comercial.
- Súbela y escribe lo que
quieras -le dije- ¿Pos ya qué?
El pie de la foto cuando
la posteó horas más tarde decía: "Aquí con mi tocañonga
Ramiro el del video...". Malísimo post por cierto, le di Like.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario